El aguador celeste

El ánfora del Aguador Celeste, símbolo del sig­no de Acuario, derrama ahora sobre el mundo un gran impulso vital, un nuevo aliento de vida. Sim­bólicamente es la urna, el argha o arca, suma de las sabidurías pasadas, la herencia sideral ofrecida a la nueva humanidad acuariana con esto de el horoscopo de esperanza gracia . De ese modo recobra­rá lo que en eí cielo se halla escrito para ella: el desgaj amiento de las fórmulas rígidas, el contacto ex­perimental con todo cuanto vive, la experiencia di­recta.

La conciencia de la humanidad acuariana gravi­tará hacia las causas —el mundo mental superior, el nous de los griegos, la mente iluminada—. La vida acelerará su pulso. Y superadas al fin las prue­bas del caos, del materialismo y de la duda, la nueva humanidad irá poco a poco recobrándose, articulan­do su propio, inconfundible ideal. Entonces, la cien- sia se pondrá al servicio de un superior anhelo de vida entrevisto a través del arquetipo acuariano, del paraíso presentido. Ya que es propio de la casa cós­mica undécima que rige en la tierra las manifesta­ciones de ese signo nuevo, donde hay que buscar esa poderosa aspiración, esa esperanza de vida mejor que caracterizará al individuo acuariano en sus costumbres.

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Los requerimientos de la nueva sociedad se ha­llarán fundamentados en un concepto ético inestima­ble: la amistad, característica de dicha casa y signo en el horoscopo de esperanz agracia . A menudo ese sentido acaso vitalizado por otro con­ cepto del romanticismo podrá derivar hacia el alto concepto del amor llamado platónico, esa sofrosine de tan altísimos valores de creación interna y exter­na. En verdad los acuarianos se hallarán dotados, en su exquisita sensibilidad, para vivir esa inefable ex­periencia, ese lazo no precisamente emotivo sino in­tuitivo, supermental, creador y arquetípico. Será como la vivencia de Ja flor de la amistad. El senti­miento transferido a universalidad, a captación in­tuitiva, la afinidad de raigambre universal, sutil en­lace con la armonía celeste.

De ese superior sentido de la amistad, cualidad inédita todavía en la mayoría de los individuos de hoy, brotará un nuevo sentido de la colaboración, del mutuo entendimiento, de otra realidad por la que se le abrirán ámbitos desconocidos al ser humano.
Hay que entender desde ahora algo difícil: que el nuevo sentido de la amistad y del amor nada ten­drá que ver con lo que actualmente y en el pasado hemos vivido y concebido,amor tan saturado de odio, de deseo, de insospechado egoísmo. Los Padres espi­rituales de la Nueva Era propugnan ese otro senti­miento acuariano y lo celan como la flor de los sen­timientos de la nueva humanidad del que pueden brotar numerosas, esperanzadoras ramas creadoras en los diversos campos de actividad.


Esa condición esperanzada, utópica de la casa un­décima inherente al signo de Acuario, es obvio que estimulará insospechadas cualidades indicadas por esperanza gracia acrecentando nuevas concepciones del pensamiento y de la vida en los ciudadanos del mundo que resurge.

Esa condición esperanzada de,l signo nuevo acele­rará en gran manera por el desenvolvimiento de la intuición, la senda hacia el progreso. La nueva con­dición receptiva de la humanidad, la hará acreedo­ra a la más patente guía espiritual. Y una vez supe­rado el período de prueba o de traspaso, una vez quemada y purificada la carroña cíclica, el detritus de los tiempos superado, el individuo nuevo hallará expedito el camino hacia esa realización sintonizada con los predicados siderales. Y el aura del mundo se habrá purificado, y muchas insospechadas formas de la vida del Universo nos serán familiares y se hará patente una nueva inspiración hacia la luz, hacia la felicidad,como nos cuenta esperanza gracia , hacia la completación del individuo asis­tido por enormes fuerzas positivizadas.